Acceso directo al poema de Miguel Hernández: Hijo de la luz y de la sombra/hijo-de-la-luz-y-de-la-sombra-miguel-hernaacutendez.html
Poema bellísimo
Juan Cano Ballestas (Cátedra nº 2,1991), reconoce que sea «Hijo de la luz y de la sombra» como «lo más conmovedor y logrado de la poesía amorosa de M.H.»
"Hijo de la luz y de la sombra" es el poema de mayor aliento de Miguel Hernández. En él converge todo su mundo. Fue el que le supuso más borradores, el más hondo y ambicioso. Quizá su obra maestra..." - J.M. Serrat
Este poema está contenido dentro del Cancionero y romancero de ausencias y Poemas últimos (1938-41) que es sin duda una obra de madurez de Miguel Hernández, escrita desde el interior de su alma lírica y de las cárceles, del yo y de las experiencias tras los barrotes, consta de un grupo de composiciones que no fueron publicadas hasta después de su muerte. “Hijo de la luz y de la sombra” es el primero que se publicará por Vicente Ramos y Manuel Molina en Seis poemas inéditos y nueve más (Col. Ifach. Alicante 1951).
Se compone de 24 estrofas (120 versos), siendo un emocionado homenaje a su primer hijo, Manuel Ramón, y a Josefina que lo engendró y confió a la ternura del poeta oriolano. Los poemas de amor que Miguel Hernández le dedica a Josefina la convierten, en opinión de algunos estudiosos de la obra del poeta, en "la mujer mejor cantada" de la literatura española.
En el extraordinario triduo Hijo de la luz y de la sombra, Hernández exclama: "Para siempre fundidos en el hijo quedamos". Allí proclama su concepción cósmica de la paternidad: "El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,/ y a su origen infunden los astros una siembra,/ un zumo lácteo, un flujo de cálido latido".
Un crítico y poeta singular, contemporáneo y amigo de Miguel, Leopoldo de Luis, dice:
"No te quiero a ti sola, te quiero en tu ascendencia / y en cuanto de tu vientre descenderá mañana...", se lee en el gran poema "Hijo de la luz y la sombra", tal vez síntesis de toda la poesía amorosa de Hernández y sin duda el más hermoso poema que se ha escrito cantando a los protagonistas del amor, creador del hijo. En su canto late la fuerza cósmica del amor, el ímpetu de un viento telúrico que ciegamente arrastra a los amantes, la consagración del amor carnal, el poder genesíaco, la continuación instintiva de la especie que, de pronto, a ramalazos, se hace lúcida... En Miguel Hernández, el tema del hijo no posterga al del amor a la mujer, ni a la inversa. Ni siquiera se trata de que aquél continúe a éste. Son una misma cosa. Se complementan e integran".
Poema bellísimo
Juan Cano Ballestas (Cátedra nº 2,1991), reconoce que sea «Hijo de la luz y de la sombra» como «lo más conmovedor y logrado de la poesía amorosa de M.H.»
"Hijo de la luz y de la sombra" es el poema de mayor aliento de Miguel Hernández. En él converge todo su mundo. Fue el que le supuso más borradores, el más hondo y ambicioso. Quizá su obra maestra..." - J.M. Serrat
Este poema está contenido dentro del Cancionero y romancero de ausencias y Poemas últimos (1938-41) que es sin duda una obra de madurez de Miguel Hernández, escrita desde el interior de su alma lírica y de las cárceles, del yo y de las experiencias tras los barrotes, consta de un grupo de composiciones que no fueron publicadas hasta después de su muerte. “Hijo de la luz y de la sombra” es el primero que se publicará por Vicente Ramos y Manuel Molina en Seis poemas inéditos y nueve más (Col. Ifach. Alicante 1951).
Se compone de 24 estrofas (120 versos), siendo un emocionado homenaje a su primer hijo, Manuel Ramón, y a Josefina que lo engendró y confió a la ternura del poeta oriolano. Los poemas de amor que Miguel Hernández le dedica a Josefina la convierten, en opinión de algunos estudiosos de la obra del poeta, en "la mujer mejor cantada" de la literatura española.
En el extraordinario triduo Hijo de la luz y de la sombra, Hernández exclama: "Para siempre fundidos en el hijo quedamos". Allí proclama su concepción cósmica de la paternidad: "El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,/ y a su origen infunden los astros una siembra,/ un zumo lácteo, un flujo de cálido latido".
Un crítico y poeta singular, contemporáneo y amigo de Miguel, Leopoldo de Luis, dice:
"No te quiero a ti sola, te quiero en tu ascendencia / y en cuanto de tu vientre descenderá mañana...", se lee en el gran poema "Hijo de la luz y la sombra", tal vez síntesis de toda la poesía amorosa de Hernández y sin duda el más hermoso poema que se ha escrito cantando a los protagonistas del amor, creador del hijo. En su canto late la fuerza cósmica del amor, el ímpetu de un viento telúrico que ciegamente arrastra a los amantes, la consagración del amor carnal, el poder genesíaco, la continuación instintiva de la especie que, de pronto, a ramalazos, se hace lúcida... En Miguel Hernández, el tema del hijo no posterga al del amor a la mujer, ni a la inversa. Ni siquiera se trata de que aquél continúe a éste. Son una misma cosa. Se complementan e integran".